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Sirvan estas líneas
como prueba de gratitud hacia su persona, ya que ha sido una de las
principales valedoras en hacer que la boda de su nieta la Infanta Elena
sea en Sevilla.
Señora, su sevillanía es harto elocuente y siempre
lo ha demostrado. Ya cuando se casó en Roma con D. Juan dijo que lo
que más sentía era no poder hacerlo en Sevilla. Con el paso del tiempo
y cuando se vienen a vivir a Portugal, su casa llevaba el nombre de
Villa Giralda, ¿puede ser más sevillano el nombre estando fuera de España?.
También le quiero dar las gracias por haber inculcado a su nieta el
cariño a Sevilla y todo lo que para esta ciudad significan sus cosas
y tradiciones. Su Semana Santa, representados para la Casa Real en la
Cofradía de Pasión; su Feria, con el amor que tiene por los caballos
y la fiesta de los toros. Así Señora, que en la persona de la Infanta,
los sevillanos estamos seguros que seguirá viva la imagen de la abuela
y sobre todo, cuando ella aparezca por la plaza de toros o pasee por
Sevilla, por sus calles y plazuelas, irá un suspiro al viento y la figura
de la Señora siempre siempre estará con nosotros en Sevilla.
Reciba Señora mi más sincero agradecimiento, el agradecimiento de un
sevillano que como la Señora respira y siente en verdiblanco, le gusta
el aroma a Romero y quiere y ama a Sevilla con toda su alma.
¡Gracias Señora!
(Carta emitida por Radio Sevilla, Cadena SER, el miércoles 15 de marzo
de 1995)
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